El año pasado fue uno muy aleatorio para los miembros de Chico Bestia, entre combatir la pandemia y la ansiedad de componer, el grupo tuvo la oportunidad de soltar tres sencillos con sus portadas respectivas, donde las sensaciones cálidas y claridad de su producción se estaba puliendo con mayor afinidad. Canciones con temples llenos de atmosferas invernales y colores que transmiten la espera como una herramienta sufrida pero enriquecedora.
Finalmente, tras plazos y algunas presentaciones durante la cuarentena, los chicos lograron soltar lo que tenían que decir en “Mixtape Negro”, un EP con 5 temas, en donde la producción, letras, estructuras e ideas por fin logran encontrar un camino muy bello en conjunto. Y es que desde sus acordes melancólicos de guitarra y esas baterías que a ratos juegan a ritmos complejos, abrazan desde el tacto sonoro con sus oyentes, con la voz ahora teniendo un espacio menos difuso y más directo en su ejecución.
Todo cumple un rol donde las letras tienen una relación con el entorno, como una obra personal que debe ser contada con su propia duración y estímulos. En todo momento hay arranques donde la agrupación agarra rasgos más ligados al rock alternativo, con un tipo de rugido y un desquite más visceral en algún sentido, una soltura que agrega este nuevo trabajo hacia un terreno más ruidoso a ratos. Claro, que este comentario se asemeja más a una pincelada de un futuro incierto, pero es agradable ver cuando ciertos artistas/es logran por fin encontrarse con algo propio y más apegado al escrito que a sonar de alguna manera. Acá todos/es son una voz potente, cada rasgo es una pincelada dibujada por los instrumentos en una coalición de efectos oníricos, acordes sensibles y baterías fieles con lo que se escucha de fondo.
Cuando “El daño” entra, es con una liberación sonora de sus riffs y con un efecto equilibrado de los bajos subterráneos con la sutileza de la voz de Sebastian Weitz dejando la nostalgia de lado, y hablando del presente de la manera más sincera posible. Todo se atreve a ensuciarse un poco más, y los gritos del coro se permiten soltar algo más de rabia y un sonido más distorsionado, con una estructura efectiva y sentimental.
Las guitarras al final acoplan y dejan un espectro libre para lograr calzar un sonido más profundo y hablado con “Xoconostle”, donde el spokenword toma una importancia en la cotidianidad de un relato que interioriza la soledad con gran asertividad. Con coros y facetas que la banda ha probado antes, agregando capas y texturas a todas sus narraciones, con dobles voces – una más tranquila y la otra más agitada por la conmoción- y es ahí que cuando se exclama que “las luces ya no brillan desde acá”, una expresión de arrepentimiento y una pena que es totalmente amplificada por distorsiones colocadas en la parte trasera, como si el micrófono estuviese para tener el rasgo más importante en esta canción.
“Perdida” entra con una batería más comprimida, a lo que esos arpegios logran dibujar un amanecer difícil, uno que es sufrido, pero también reflexivo y con pensamientos que juegan a una poesía visual que llena de metáforas su alrededor. Este track tiene el trabajo más cinematográfico, con teclados y adornos de cuerdas que logran crear un paisaje perfecto de una película que cuestiona una existencia o al menos retrata la tristeza de la manera más bella posible. Cada frase tiene un enfoque literario que busca darle sentido a sentimientos más complejos, mientras la brillantez de los sintetizadores y la calma de la guitarra arman un bello placer auditivo con su pasividad y fluidez. Es la canción más larga, además, aprovechando todo su potencial para explorar con los pedales y acordes alargados.
“Nopal” se convierte en la intimidad en esta narrativa, con punteos que usan sus delays para darles toques atmosféricos bien trabajados, ambientando un tipo de paradero sombrío pero esperanzador. Se percibe levantadora, como una vía donde solamente queda aceptar lo que se vive internamente, y en algún punto este momento se convierte en un climax nublado, uno que no asume las caídas, pero de aquellos suspiros agotadores, saca a relucir todo su potencial en la aceptación.
“Arena” ya de por sí es la conclusión, se percibe más alentadora, con ideas creativas que potencian el avance de las penas que uno como persona se aguanta en su cabeza. Es una resolución que se permite arrastrar los riffs hacia un lado más armonioso, donde todo lo dicho anteriormente es parte del desarrollo donde estas canciones buscan un hogar donde finalmente descansar de tanto desgaste. Empodera, pero al mismo tiempo recuerda que parte de sufrir va de la mano con un crecimiento mucho más grande, y eso a veces es simplemente el cómo la vida es un azar llena de acertijos y no tantas claridades.
Con este trabajo hay algo más de cariño por la definición de sus tracks e instrumentos, se siente que el grupo quiso totalmente aferrarse a sonar sinceros y con eso crear una experiencia tal con la que una tarde fría se convierta en una con fogata alrededor, sabiendo que el oyente viene en busca de un tipo de respuesta, pero no una solución. Esto puede ser transversal, pero cuando uno aflora sus emociones con tal de crear un espacio donde nada es juzgado, y es tomado para indagar, pues este EP es un gran regalo de consuelo a todas esas almas dañadas y que necesitan un cariño, en forma de música y secciones que embellecen con el ruido.
Parte de entender una ansiedad o depresión, va de la mano con lo que nos relaciona, nuestra vida laboral siendo un chupador de almas con tal de producir, también el dedicarse a algo que amas, pero saber que las ganancias no serán muchas. Son un acumulo de situaciones, momentos, penas, alegrías, donde los grises simplemente conviven entre ellos, dentro de todo ese grupo de mal llamados defectos, hay un momento donde uno puedo apretar play a alguna canción o trabajo, y te sentirás comprendido. Finalmente, eso es “Mixtape Negro”, un escape con el cual puedes aprender y soltar una lagrima contenido, y seguir entendiendo que mierda hace uno como persona en este punto de la existencia.
Por Pablo Rebolledo Bañados